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Poemas de Ana Portnoy Brimmer




Estorbo público

Definición legal—Estorbo público: Cualquier estructura abandonada o solar abandonado o baldío, en condiciones de ruina, con defectos de construcción, necesidad de reparación, o que es perjudicial a la salud o seguridad del público.

Guía Comunitaria para la Recuperación de Espacios en Desuso Centro para la

Reconstrucción del Hábitat


Tropiezo sobre un llanto como tropezaría sobre una roca. Una roca de la montaña dinamitada para construir mansiones. Mansiones millonarias para asentadorxs estadounidenses que quieren una vista panorámica del agua. Del agua sin la contaminación de nuestras vidas erosionándose. Erosionándose con la costa. Aquí todo está etiquetado con precio: las piñas y el jengibre podridos en las góndolas del supermercado. Las aceras. El caballo echando costillas como marimba, atado al poste de luz mercurial. Los restos quemados de un carro donde calcinaron el cuerpo de otra mujer. Maldita sea, otra mujer. Las varillas de alguna casa que solía crecer del suelo, enferma con comején y deuda. Mi jeva mira hacia el Pacífico—vive en una ciudad de fuegos forestales y desahucios, en un país de muerte. Mi archipiélago se anuncia a la venta en carteleras por la autopista cerca de su casa, junto a otras desgastadas de Hawai’i. A Puerto Rico le cuelga del cuello una declaración de estorbo público. Abandonado a huracanes y sabandijas, dejado a la ruina. Tornado un peligro para sus ocupantes desposeídes, echades a la fuerza, vendides al mejor postor. Una compa me dijo que es ilegal tumbar Ceibas, que deberíamos poblar lotes y tierras baldías con ellas para imposibilitar su desarrollo. Ahora cargo semillas como granadas en mi bolsillo. Los llantos dejaron de ser rocas con las que tropiezo, ahora les lanzo. Visto esta condición como collar tornasol—lustroso estorbo público pendido de mi escote, una amenaza a la seguridad y el bienestar público.

 

Public nuisance

Unsafe buildings—Public nuisance declared. Any building or structure or part thereof that is determined to have become a hazard to the life, health, safety, or general well-being of the occupants or the public may be deemed an unsafe building or public

nuisance.

Chapter 6.36 Unsafe Buildings—Public Nuisance Abatement Tacoma Park

Municipal Code.

I trip over a sob the way I’d trip over a rock. A rock from the mountain dynamited to build million dollar mansions. Mansions for U.S. settlers who want a panoramic view of the water. Of the water without the contamination of our lives eroding. Eroding with the coastline. Everything has a price tag here: the molding pineapples and ginger in the supermarket bin. The sidewalks. The horse ribbed as a marimba, tied to the mercurial light post. The burnt remains of a car where yet another woman’s body (yet another woman’s body) was calcined. The rods of some house that used to grow from the earth, diseased with termites and debt. My lover faces the Pacific—in a city of wildfires and evictions, in a country of death. My archipelago is advertised for sale on billboards by the freeway near her house, next to weathered ones about Hawai’i. A public nuisance declaration hangs around Puerto Rico’s neck. Abandoned to hurricanes and vermin, relinquished to ruin. Becoming a hazard to its dispossessed occupants, vacated by force, sold to the highest bidder. A comrade told me it’s illegal to cut down Ceiba trees, that we should populate forsaken lots and land with them to make them impossible to develop. Now, I carry seeds like grenades in my pocket. Sobs are no longer rocks I trip on, but throw. I wear this condition like a litmus beaded necklace—lustrous public nuisance dangling from my décolletage, a danger to safety and general well-being.

 

Mercurial

* Previamente publicado por Southeast Review

Oakland, CA, agosto 2021

inspirado en Faiz Ahmed Faiz, poeta y prisionero político traducido al inglés

por Agha Shahid Ali; traducido al español por Ana Portnoy Brimmer

Cristales de sal adornan mis pezones. Los tomas en tu boca vidriada. Arrastro un dildo brilloso por tus labios, lo deslizo entre tus muslos—te vienes sobre las sábanas. Te leo poesía de revoluciones pasadas. Revueltas, paredes de cárceles panfleteadas, territorios ocupados, el duelo delirante por los países y les amantes. Faiz reafirma que aunque tiranos ordenen se rompan las lámparas en habitaciones donde amantes están destinades a encontrarse, no pueden apagar la luna, así que ni hoy, ni mañana, triunfará la tiranía. Un cigarrillo de cáñamo salvaje entre tus dientes, un fili empañando los míos, lamentamos un movimiento menguante y un mundo donde son necesarios de primera instancia. Y que íntimo—la rebelión y el deseo, ponderamos, más aún en verso. Y la insistencia imperial de extinguirles. El cuchillo de mondar de la CIA; el bloqueo Occidental de la política desnuda, del sentimentalismo; una insularidad continental para los libros y las barricadas; nuestros imaginarios agotados—nuestras utopías ahogadas. Tu creencia mermante en la izquierda y lo que sobra de esta nación. Mi esperanza mercurial y mi poesía ferviente. Aún así, mañana estaremos cocinando en comedores sociales, paralizando alguna autopista de incontables carriles. Esta noche, la luna entre mis piernas, me derramo plateada sobre tu boca mientras te ajustas el strap on y me susurras como adoras mi lírica rabiosa, mi sensibilidad frenética.

 

Mercurial

* Previously published in Southeast Review

Oakland, CA, August 2021 after Faiz Ahmed Faiz, poet & political prisoner translated by

Agha Shahid Ali

My nipples are studded with salt crystals. You take them into your glass rim mouth. I trail a glittered cock over your lips, slip it between your thighs— you cum onto the sheets. I read you poetry of revolutions past. Revolt, pamphleted prison walls, occupied homeland, the delirious grief over countries and lovers. Faiz reassures that though tyrants may command that lamps be smashed in rooms where lovers are destined to meet, they cannot snuff out the moon, so today, nor tomorrow, no tyranny will succeed. A wild hemp cigarette at your teeth, a joint fogging mine, mourning a waning movement, and a world where they’re needed in the first place. How intimate—rebellion and desire, we ponder, more so in verse. And the imperial insistence to extinguish them. The CIA’s paring knife; the Western blockade of barefaced politics, sentimentality; a continental insularity for books and barricades; imaginaries snuffed out—utopias doused. Your ebbing belief in the Left with a capital L, and what’s left of this country. My mercurial hope and fervid poetry. Still, tomorrow we’ll be cooking at mutual aid kitchens, paralyzing some six-lane highway. Tonight, the moon clenched between my legs, I’ll drip silver into your mouth while you strap on and whisper how much you love my rabid lyric, my frenetic sensibility.

 

Pienso en huracanes

*Previamente publicado en Sixth Finch

Puerto Rico, septiembre 2020


Pienso en huracanes mientras mi mano entorpece dentro de mí. Me enjuago el orgasmo mientras el aliento cálido del clima sopla molinetes por el Atlántico. El río huele espeso, estropea muebles, arrastra troncos de bosque hacia el océano. Losas embaldosadas en la costa caen como lluvia de azulejos. Casas a lo largo de la orilla son tomadas de rehenes, sus memorias desvanecidas, reacondicionadas con vidrio azul y nombres como Casa del Sol. La villa pesquera no tiene luz para guardar la pesca del día. Llevamos bajo toque de queda por tres años y cada día es su propia tormenta. Me crecen volcanes pequeños en la planta de los pies—hago trueque por futuro en el malecón, ofrezco pana y jengibre a cambio. Pinto paredes de violeta y circulo As en la escuela abandonada del pueblo; la verja serpenteada con cundeamor, gallinas degolladas en los pasillos, iguanas en los árboles. Por las noches, el olor a ylang-ylang me hace llorar. El estremecer de una hoja de plátano. Los aguaceros me retornan a niña. Me vengo duro y sola. Paso más tiempo frente a Fortaleza que en mi casa. Hablo con mis plantas mientras las riego—se hartan de escucharme maldecir a la colonia. Extraño compartir un fili. Las narices y las bocas—como señalamos las cosas, nos preguntamos si estamos bien. Mi jeva es tan real como la señal celular del día. Ya no hago planes más allá de la semana. La posteridad no nos quiere. Somos hijes de la crisis—y ni hay suficientes de sus ruinas para reivindicar. Esta noche, me untaré aceite de ylang-ylang en las muñecas, me sentaré en el balcón al lado del plátano de maceta y veré el cielo deshacerse mientras me masturbo—esperando a ver cuál me hace llorar primero.

 

I think of hurricanes

*Previously published in Sixth Finch

Puerto Rico, September 2020


I think of hurricanes while my hand fumbles inside myself. I rinse off the fucking as weather’s warm breath blows pinwheels across the Atlantic. The river smells thick, mangles furniture, drags forest logs into the ocean. Tiles patterning the coastline fall like mosaic rain. Houses along the shore are held hostage, their memories erased, refitted with blue glass and names like Casa del Sol. The fishing village has no electricity to store the day’s catch. We’ve been under curfew for three years, and every day is its own storm. I grow small volcanoes on the soles of my feet—barter for future by the pier, offer breadfruit and ginger in exchange. I paint walls purple and circle As onto the abandoned town school; the fence crawling with cundeamor, beheaded chickens in hallways, iguanas in the trees. In the evenings, the smell of ylang-ylang makes me cry. The quiver of a plantain leaf. Downpours return me to child. I come hard and alone. Spend more time in front of the governor’s mansion than at home. I talk to my plants while I water them—they tire of hearing me rage against the colony. I miss passing around a spliff. People’s noses and mouths—how we point to things, ask each other if we’re okay. My lover is only as real as the day’s cell signal. I no longer make plans beyond the week. Posterity will not have us. We’re the children of crisis and there aren’t even enough of its shambles to claim. Tonight, I’ll dab ylang-ylang oil on my wrists, sit on the balcony by the potted plantain and watch the sky come undone while I fuck myself—wait to see which one will make me cry first.

 

Ana Portnoy Brimmer es poeta, traductora independiente y gestora cultural. Obtuvo su bachillerato y maestría en Literatura en Inglés de la Universidad de Puerto Rico, es egresada del MFA en Escritura Creativa de Rutgers University-Newark y tiene una diplomatura en Feminismos Comunitarios, Campesinos y Populares en Abya Yala: Estéticas Feministas, Cuerpos y Movimiento Campesino de Mujeres del Instituto Rodolfo Kusch, Universidad Nacional de Jujuy. To Love an Island, su primera colección de poesía, fue originalmente ganadora del premio Vinyl 45 Chapbook Contest 2019 de YesYes Books.Que tiemble, un derivado del libro en español, fue publicado con La Impresora en abril de 2023. Ana es ganadora del premio 92Y Discovery Poetry Contest 2020, recibió un 2023 MASS MoCA Fellowship for Artists from Puerto Rico y fue nombrada una de les Poets & Writers 2021 Debut Poets. Su trabajo ha sido publicado en el Paris Review, Prairie Schooner, Southeast Review,Gulf Coast, Society and Space, Sixth Finch, Periódico de Poesía-UNAM, Foundry Journal, Sx Salon, The Breakbeat Poets Volume 4: LatiNEXT, Aftershocks of Disaster: Puerto Rico Before and After the Storm, Centro Journal, entre otros.

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