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Ángel Díaz Miranda | Poemas de Réplica (inédito)

Updated: Apr 6, 2021


foto de Erika V. Serrato

 




 



El día después de morir mi padre

fuimos directamente a Cabo Rojo








las algas cubrían la playa






No quedaba sitio donde bañarse





Las cabañas estaban arruinadas





lloré con el temblor en la mirada




 



La memoria es un castillo de arena









derrumbándose


deshaciéndose









en una playa sin tiempo







 


El sismógrafo es un instrumento que detecta

el movimiento de la tierra.

El movimiento más pequeño

que puede detectarse en el aparato

tiene una amplitud A0.

Lo que en un plano cartesiano correspondería a (0,0).





A – es la medida de la amplitud de la onda del terremoto

A0 – es la amplitud de la onda más pequeña detectable


(onda estándar)




Partiendo de estas definiciones puedes encontrar R

la medida en la escala de la magnitud del terremoto.

Para lograrlo empleamos la siguiente fórmula:





La escala Richter

es una medida

de energía liberada

que tiende

a la destrucción

al infinito


al silencio que le sucede al ruido


 


dedos mutilados








el estruendo el hambre la sequía








¿qué le sigue a Dios?





¿un temblor del cielo?








 




Mi madre no paraba de llorar





cada noche






por dos años






tiritaba azul



entre los escombros del recuerdo



 


Yo no soy Ángel Manuel Díaz Miranda

será un endecasílabo por siempre







Yo soy el hijo de Ángel Manuel Díaz

jamás podrá ser endecasílabo



 


Cuando le enseñaron

a mi madre

la placa radiográfica

de los huesos

de los dedos

de mi mano

izquierda


destruida


dejó escapar un gemido

como de fiera herida





p l a c a s t e c t ó n i c a s


 

El primer sismógrafo fue inventado en el año 132

por Chang Heng, un astrónomo y matemático chino.

Él decía que había creado una veleta de terremotos.

Ese primer sismógrafo

era un dispositivo en forma de urna

con ocho figuras en relieve.

Eran dragones.

Cada uno tenía una bola de bronce en la boca.

Ocho figuras de sapos boquiabiertos

se colocaban alrededor de la urna.

Si se producía hasta el más ligero temblor de tierra

un mecanismo del interior del aparato

abría la boca de uno de los dragones.

Entonces

la bola de bronce le caía en la boca

a uno de los sapos

y hacía suficiente ruido como para dar la alerta.



recréate una vez más en el temblor


 





L U Z D E T E R R E M O T O



 

¿quién


no

se

sabe


estremecido?





 

Angel Díaz Miranda ha publicado en revistas de Puerto Rico, México, Chile, Canadá y Holanda. Formó parte de la antología eXpresiones: muestras de ensayo, teatro, narrativa, arte y poesía de la Generación X (2003). En 2015 ganó el segundo lugar del Premio Nacional Guajana de poesía novel. Es autor de Catálogo de inconsistencias (2021), Libreta de La Habana (2022) y Leptospirosis, aún inédito. Enseña en Hollins University, en Virginia. Los poemas seleccionados para esta edición pertenecen al libro-objeto inédito, "Réplica".

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