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Poemas de Anahí Maya Garvizu

  • Writer: Distrópika
    Distrópika
  • Jun 20
  • 2 min read
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INSECTARIO: NARRACIÓN SOBRE EL VENENO

 


Espero bajo la sombra de una roca

para transitar entre las hojas secas,

sobre la hierba tupida

al lado de los filamentos de pequeñas flores campestres.

Me gusta ir sobre el musgo de esa piedra

cuya textura es suave y extensa,

mover las pinzas y arquear mi cola

para que la luz de la luna resalte mis matices.

Me gusta ir errante

en busca del rastro de otro escorpión

aunque el bosque es cada vez más callado y vacío.  

Muchos temen mi veneno,

teman la soledad: como a una aguja atravesando el cuerpo

témanla de verdad: solo quienes la sienten

y conocen

saben qué es moverse mientras quema.


 REINVENCIÓN DE UN LUGAR

 


Tras la hilera de árboles

las casas crecen al borde de la carretera.

Una caravana de camiones con troncos fragmentados

un patio de tierra con sábanas húmedas en el tendedero.

Un muchacho llevando un pato cabeza abajo,

un grupo de gallinas remueve el barro

                                                         buscando una lombriz.

La maleza cubre el nicho

de un cementerio improvisado.

El aire caliente entra por la ventanilla.

Los campos de algodón, los frutos silvestres.

Vas perfeccionando la alteración del recuerdo

aunque a veces pierdes los detalles del viento

que como un paisajista de pulso invisible

hace el efecto de un aerógrafo con los cirros en el cielo. 


ANTES DEL ALBA



No llores cuando me veas partir

que el andar será ligero como el pedaleo en el descenso.

Siempre he partido con la sensación

de la tierra mojada tras la tormenta.

Mira nuevamente el azul oscuro de los tordos

en el poste de luz cuando amanezca.

Nada sucede sin que pueda soportarse

aunque todos sabemos que pudo haber sido mejor.

Mientras los árboles se agitan con benevolencia

el viejo perro gira antes de echarse en el zaguán.

Acaricia el pelaje blanquecino que pronto

dejará de estar hecho a su medida.

Qué confundidos estábamos de repente,

todas las cartas que perdimos de una a otra mudanza

y los atajos que debimos aprender para llegar a casa.

No podríamos pedir más de lo que tuvimos

cestos de peras, miel y leche sobre el mantel,

el agujero en el centro de una piedra,

la gota que acaricia, la gota hiere decías.

No importa la calle, ni la situación, la infancia se alejará

antes que sea tarde como es habitual.

Una extraña calma me invade

no se acerca a la alegría

sino más bien a la contemplación.

A LA DERIVA

 


He deseado tanto, esperado tanto

que no noté cuando las horas pasaron sobre mí.

Es fácil ir hacia lo absurdo,

me hace pensar en la plaga distraída de polillas

estrellándose contra el parabrisas de los autobuses

las tardes de aire caliente en el verano.


Anahí Maya Garvizu, Bolivia. Vive entre la parte rural de Cochabamba y la ciudad de La Paz. Es autora de Las estaciones (Editorial Libros del Cardo, Chile 2018; Editorial Buena Vista, Argentina y Isto Edições, Brasil 2023) y El bosque tiene oídos, el campo tiene ojos (Editorial de la Universidad Autónoma de Nuevo León, México 2025) por el que recibió el Premio Iberoamericano de Poesía Minerva Margarita Villarreal 2024. Los poemas aquí publicados pertenecen a sus dos libros.

 
 
 
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