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Poemas de Frank Báez



*Los siguientes poemas pertenecen al libro The End Of The World Came To My Neighborhood (2024), traducido al inglés por Anthony Seidman.

 

5


Todas las navidades recibíamos los regalos

que nos enviaban desde los Estados Unidos.


Barbies, carritos a control remoto, nintendos.

Libros, comics, casetes y videos.


Para vacaciones nos enviaban zapatos, ropa,

tenis de marca y guantes de pelota.


Hasta teníamos los cubrecamas del hombre araña

Desde la infancia nuestra vida estuvo subtitulada.


Todo era una preparación para cuando emigráramos.

Sentados en las marquesinas, esperábamos.

 

10


Los evangélicos te quieren quitar a tu novia.

No me lo estoy inventando.

Los he visto mirar a tus novias en las plazas,

en los supermercados,

en los parques desde donde gritan con megáfonos.

En las aceras de las calles.

Los he visto entregarle papelitos

y volantes donde anuncian el fin del mundo.

Con un ojo miran la Biblia y con el otro su culo.

No te dejes engañar.

Préstales atención a todos esos papelitos que pasan.

Cada vez que le pasan uno a tu novia

es como si le dijeran un piropo.

 

14


La ola toca una

a una las piedras como

si las contara.

 

18


Han pasado casi diez años

y los que se hicieron tatuajes entonces

hoy se arrodillan en las iglesias

a pedirle a Jesús que se los borre.


En las esquinas los que anuncian

el fin del mundo se quedan bobos

al ver al loco que traza círculos

en el barrio como si fuera un filósofo.


¿Estará explicándonos la teoría

del eterno retorno con sus recorridos?

¿No les recuerda al oscuro de Éfeso

con su ropa rasgada y sus ojos perdidos?


La astróloga explica que las pesadillas

son trailers de las cosas que vendrán.

Golpean a tu puerta y al abrir está la stripper

que ahora es Testigo de Jehová.


Acá todo ha perdido su magia.

Aquellos resplandores

que en las noches pensabas

que eran ovnis, resultaron ser drones.


 

23


El presidente dice que todo estará mejor

y eso significa lo contrario.


En Medio Oriente bombardean

un estadio de fútbol y dos poblados.


En Occidente hombres y mujeres

deslizan sus dedos

sobre diminutas pantallas

en busca de un alma o un cuerpo,

un producto, un artículo, un bono,

un descuento, un especial.


Recorremos el internet

y los pasillos de los malls

esperando una señal.


Los meteorólogos anuncian huracanes.

Los volcanes se activan.

Un tsunami vendrá y borrará nuestras islas.


Lanzan una nave al espacio en busca

de nuevas tierras donde invertir,

levantar fábricas,

basureros parqueos, producir.


Anuncian el antídoto de la muerte.

Alguien subasta su virginidad por ebay.

Celebran la boda real.

Disparan a un diputado mientras se toma un selfie.


Nostradamus predijo que hoy

veríamos el rostro de Dios

en la pantalla de Times Square

pero ya acaba otro día en la tierra

y no lo hemos vuelto a ver.


 

AUTORRETRATO


Rodé al año y medio por las escaleras

hasta el segundo piso.

A los seis casi me ahogo en una piscina.

A los siete me arrastró la corriente de un río.

Me golpearon con un palo, con la culata de un fusil,

con una tabla. Me propinaron un codazo en la cara

y otro en el estómago, rodillazos,

machetazos, fuetazos.

El perro del vecino me mordió un brazo.

Me cortaron una oreja haciéndome el cerquillo.

Noqueado. Abofeteado. Calumniado.

Abucheado. Apedreado.

Perseguido por sargentos en motor.

Por dos cobradores.

Por tres mormones en bicicleta.

Por muchachos de Herrera y del Trece.

Me han atracado treinta veces.

En carros públicos. Taxis. Voladoras. A pie.

Alguien me dio una bola y me dijo I am gay.

Me robaron un televisor, un colchón,

seis pares de tenis, cuatro carteras,

un reloj, media biblioteca.

Se llevaron varios manuscritos y cometieron plagio.

(Con lo que me han robado pudieran abrir

una compraventa en Los Prados)

Me fracturé el brazo derecho, el anular, la cadera,

el fémur y perdí cuatro dientes.

El hermano Abelardo me dio un cocotazo que todavía me duele.

En la fiesta de graduación me cayeron a trompadas y botellazos.

Luego publiqué un libro de poesía y una vecina lo leyó

y escéptica dijo que era capaz de escribir

mejores poemas en media hora, y lo hizo.

Accidente con un burro en la carretera.

Intento de suicidio en Cabarete.

Taquicardia. Hepatitis. Hígado jodido.

Satanizado en Europa del este. Pateado por mexicanos en Chicago.

En Montecristi una mesera me amenazó de muerte

(ahora mismo clava alfileres en un muñeco idéntico a mí)

Los vecinos sueñan conmigo baleado.

Los poetas con dedicarme elegías.

Otros con rociarme gasolina y ver mis rizos en llamas.

Otras con llevarme a la cama.

Y hace semanas un policía me detiene y me pregunta

si yo no era el poeta que había leído poesía

aquella noche y le digo que sí y el policía

dice que son buenos poemas

y hace una reverencia o algo así.

 

Frank Báez (República Dominicana, 1978) ha publicado seis libros de poesía, una colección de cuentos y tres libros de ensayos. En el 2006 recibió el Premio de Cuentos de la Feria Internacional del Libro en Santo Domingo con su libro Págales tú a los psicoanalistas, y en el 2009 ganó el Premio Nacional Salomé Ureña con el libro Postales. En el 2017 fue seleccionado por el festival Hay como miembro de Bogotá39, la lista de los mejores escritores latinoamericanos menores de cuarenta años. Su trabajo ha aparecido en numerosas antologías y traducciones de sus libros de poesía han sido publicadas en árabe, holandés, alemán e inglés.



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