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Poemas de Áurea María Sotomayor



La muerte en los ojos de los niños


¿Quién cizañó tan mal tu buen sembrado?

—Fray Luis de León


Quizá sea por el romance

que suscita una palmera de dátiles:

un epitalamio de balas

con la ciudad en llamas quemándose a lo lejos:

un horizonte ardiendo, ensangrentado de tinieblas.

El aparato de televisión discierne los objetivos de su mira:

el minarete dorado se yergue contra el humo

y el silencio de los dátiles enmarca ese paisaje.


A los humanos hay que buscarlos en otro noticiero:

los autos de la huída achicharrados por las bombas,

las mujeres embaladas en lo negro de cabeza a los pies

los moribundos por donde se desborda el insomnio fúnebre de los hospitales,

las vísceras acomodadas sobre la mesa de operaciones,

los pies deshilachados de una niña, ahora enemistados de su cuerpo.

La madre acuna el cúmulo de carne que ahora son sus hijos,

trocados en añicos por la ametralladora,

censurada toda la humanidad para neutralizar el horror

de este apocalipsis para consumo de los espectadores.


La muerte aguarda y tiene insomnio,

harta de sed arriba y se sacia de odio.

Una tormenta de arena le anubla los ojos por un instante

y continúa manoseando el desierto

con el auxilio del rastro sutil y efectivo de satélites,

de drones, el espionaje de los peritos del sistema solar

colocados estratégicamente en la vía láctea rumbo a la luna.

A ciegas, husmea la sangre diversa y la encuentra

en todos los lugares. Es su boato,

y su apetito indiviso es insaciable.


A los humanos hay que buscarlos en la planicie

que conduce al desierto. Allí las hormigas se mueven subrepticiamente

en una fila infinita donde solo subsisten los utensilios

de su sobrevivencia y finalmente ellos

culminan la fila con sus huesos,

en el desierto o en el mar, igualmente fulgente.

O quizás los humanos se hallen acorazados

en el último vestigio de un plantel herrumbroso de Basora

reforzado su amor desesperado en un plantel escolar o un hospital,

blindado su corazón airado haciéndole frente al invasor

que inflamado de generosidad los sorprendió en la noche

para defender su libertad con la convicción de los tanques,

las bombas inteligentes, los misiles precisos,

la fuerza de la tecnología que la civilización atesoró.


En las primeras vistas Bagdad se halla iluminada por las bombas.

Dos semanas después se encuentra a oscuras

en brazos de la “civilización”.

La universidad ha devenido un cuartel

y pasarán varias generaciones antes de que se escuchen

las voces altivas de sus estudiantes.

Su regreso, partido, como el de Luis de León

“de aqueste mundo malvado”.

Los miserables emisarios de la libertad

se aprestaron a resucitar a los civiles, infantes y mujeres

con la morosa ayuda humanitaria de la ONU

y a reconstruir el país a partir del ciclo de las extorsiones,

con el petróleo que viajará a la urbe y regresará para sanarlos.

El unívoco óculo omnipotente no les permite ver

la muerte en los ojos de los niños.


En esta misión “humanitaria”

que ningún organismo diplomático pudo apoyar

podrían ocurrir —advierten—

pérdidas civiles que sean resultado del daño colateral

previsible en ataques de esta escala:

niños secuestrados por el miedo que rendirá sus vidas,

ancianos arrodillados temblando ante las bayonetas,

mujeres violadas por las tropas,

infantes, ancianos, mujeres, hombres,

mutilados por vida en la muerte que les espera a todos.

Porque dentro de varios días estos mismos soldados

enloquecidos, aturdidos, fascinados con el entrenamiento

y la visión recurrente de sangre

regresarán a su país para intentar el mismo efecto

sobre los suyos. La psiquiatría no sabrá qué hacer

con los diversos síndromes postraumáticos,

con esos otros sobrevivientes que no tendrán el tiempo

de perecer a causa del mismo uranio que ingirieron

Sus víctimas. Su cáncer es distinto y su metástasis,

Al esparcirse, ilumina las ciudades de quienes los acogen.

El fuego sembrado en el horizonte proveerá luz a sus tinieblas.


 

Brío del aire


El techo luce briznas que allí dejan las aves

una mañana en mayo

mientras las nubes posan

sobre la memoria que las mira yuxtapuestas

en el verde olivo de este árbol muy recto

que custodia el abrigo del jardín.

Jacintos, narcisos, tulipanes

forman el hilo de la circunferencia

que dura veinticuatro horas,

una estación y tres interrupciones

de azaleas, hortensias, claveles

sostenidos. El aroma

raudo ingresa entre las celosías;

se percibe muy fresco al descender los escalones.

El musgo ofrece su resbalón sobre las cosas duras

el silencio incendia los márgenes

y la iluminación irrumpe

donde menos se espera.


 

Guión para paisaje: Potencia


Distinguir entre derecho y privilegio

es decisión del soberano,

sobre todo, si hay duda.

Así, la potencia de actuar,

delimitada por mi voluntad

y, sobre todo, la puesta en el mundo de esa voluntad,

revela cuánto de destino reposa

en quienes carecen de poder.

Ese destino impuesto por el otro

es la soberanía.

4,645 muertos no son nada para quien decide

cómo contar el por qué y el para quién

se calculan los números.

La muerte no equivale a derecho,

ni siquiera cuando el suicidio es una opción libre.

Todo derecho del sobreviviente cesa ante el suicida.


El suicidio es el privilegio que se arroga alguien

Para desprenderse de quien decide

La diferencia entre derecho y privilegio.

Hay más soberanía en apropiarse del privilegio

del otro que en determinar mi derecho.

El Derecho es, sobre todo,

la lectura que de las leyes hace

quien no las sufre.

Hay que robar

en vez que solicitar piedad en la interpretación.

Mi único privilegio es la potencia de evadir

lo que me arrebata de mí.



 

Áurea María Sotomayor (1951, San Juan, Puerto Rico). Obtuvo su doctorado en literatura latinoamericana en Stanford University y un Juris Doctor de la Universidad de Puerto Rico. Fue co- fundadora de las revistas culturales puertorriqueñas Posdata, Nómada y Hotel Abismo. Actualmente es profesora titular de Literatura Latinoamericana y Caribeña en la Universidad de Pittsburgh. Su obra poética y crítica ha sido publicada en importantes antologías y revistas en Latinoamérica, Estados Unidos España y Puerto Rico, y ha obtenido premios del Instituto de Literatura, el Instituto de Cultura y el Pen Club de Puerto Rico por sus libros de poesía y crítica.

Sus libros son Aquelarre (1973), Velando mi sueño de madera (1980), Sitios de la memoria (1983), La gula de la tinta(1994), Rizoma (1998), Diseño del ala (2004), Cuerpo nuestro (2013), Artes poéticas (2013), Chuvento o lengua secreta y La noche es otra luz (2018). En 2019, Amargord editores (Madrid) publica Operación Funámbula, una recopilación de toda su obra desde 1973 a 2018. En 2011 se publica su traducción en formato bilingüe de The Bounty/La providencia, de Derek Walcott, edición anotada y prologada. En 2012 publicó el volumen Poéticas de José María Lima. Tradición y sorpresa sobre dicho importante poeta puertorriqueño. Es antóloga de la primera antología de poesía de mujeres em Puerto Rico: De lengua, razón y cuerpo (Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1987) y Red de voces. Poesía puertorriqueña contemporánea 1950-2010 (La Habana: Casa de las Américas, 2011). Recientemente se presentó su antologia Poesía Puertorriqueña (primer volumen) com la Colección Clásicos de Biblioteca Ayacucho (Venezuela), 2020. Es autora de los libros de crítica Hilo de Aracne (Editorial de la Universidad de Puerto Rico), Femina Faber. Letras, Música, Ley (Ediciones Callejón, San Juan, 2004), Poéticas que armar (modos poéticos de replicar al presente en la cultura puertorriqueña contemporánea) con Educación Emergente editores, 2017), y Entre objetos perdidos. Un siglo de poesía puertorriqueña (UNE, 2017). Recientemente publicó un volumen en homenaje a la obra de la narradora chilena, Guadalupe Santa Cruz (Revista Iberoamericana, 2020) y otro con la Universidad de la Plata (Argentina), titulado Textualidades de Eduardo Lalo: el nómada enamorado del nomos, sobre el narrador puertorriqueño Eduardo Lalo. En 2020 obtuvo el Premio Internacional de Ensayo de Casa Las Américas (La Habana, Cuba) con su libro Apalabrarse en la desposesión: Literatura, arte y multitud en el Caribe Insular, publicado en el 2021. Los poemas aquí publicados pertenecen a su libro más reciente, Espacio teselado (desde el café Evergreen), La secta de los perros, 2021.



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